Al igual que en junio pasado nos fuimos de vacaciones con la duda de si nuestra Palmi accedería a la merecida jubilación avalada por toda una vida de trabajo y esfuerzo, este curso hemos estado haciendo malabares continuamente con la incertidumbre de si la situación sanitaria nos permitiría celebrarle el merecido homenaje que tantas veces hemos planeado y, al fin, ha llegado el día.
Hoy es doblemente un día especial, ¡porque además es su cumpleaños!
La fiesta es pues una multiplicación de alegrías, pero los años por los que queremos brindar con ella son todos aquellos que ella ha brindado a este colegio.
Palmira ha consagrado su vida al colegio Aponte; más allá de sus competencias y horarios, ha hecho de este recinto una extensión de su casa, convirtiéndose en la mejor anfitriona y más valiosa cuidadora de todos los que hemos ido pasando por aquí.
Tanto nuestro alumnado de hoy y de ayer, como padres y madres, igualmente alumnos en otra época, profesorado, personal, operarios municipales, cargos políticos y cualquiera que haya pisado Aponte tiene seguro razones suficientes para agradecerle su labor, dedicación, interés, ayuda y cariño depositados.
Y, en definitiva, es eso lo que pretendemos dejar hoy aquí:
Una huella de cariño como la que Palmira nos ha dejado a todos en el corazón.
Así de simple... Es todo lo que hace falta, porque no hace falta nada más.
¡Feliz cumpleaños y feliz jubilación, querida Palmira!
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